Fraternite Notre Dame | Historico de la Congregación
Historico de la Congregación

HISTORICO DE LA CONGREGACIon

El viernes 10 de junio de 1977, la Bienaventurada Virgen Maria apareció en un bosque llamado después el Bosque Nuestra Señora, localizado cerca de un pueblecito de Lot et Garonne, Le Frechou, en Francia.
A su confidente, un joven religioso, Monseñor Jean Marie, favorecido de gracias místicas, Nuestra Señora se presentó: "María, Madre de Misericordia y Madre de la Iglesia." Llorando sobre Francia, sobre la Iglesia y sobre el mundo, pedía a sus hijos que vengasen en peregrinación y prometió que vendría el 1ro y el 14 de cada mes.

Vidriera que representa la 1ª Aparición en el Bosque Bendito; era el 10 de junio de 1977

(*durante una de sus apariciones, Nuestra Señora anunció que sólo vendría más que el 14.)

Y desde hace 33 años, Nuestra Señora, fiel a su promesa, viene cada 14 del mes, dar en su bosque bendito sus Mensajes de paz, de esperanza, de amor, de Misericordia, consolar a los dolientes, curar tantos cuerpos cansados y tantas almas heridas.

Prontísimo, la noticia de la Aparición se propagó, y con el paso de los meses y de los años, se precipitaron los peregrinos venidos de Francia y de otras partes, y no cesaron de aumentar... Personas convencidas, otras más curiosas y escépticas pero quien, como San Paulo en el camino de Damas se vieron tocadas por la gracia y encontraron de nuevo, al pie del humilde roble donde Nuestra Señora aparece, la fe de su niñez y testimonian de la veracidad de las apariciones.

Todos tienen empeño en responder a la llamada de Nuestra Señora: "...en estar fiel al Santo Rosario, a la oración en familia, en asistir al Santo Sacrificio de la Misa con respecto y dignidad, en adorar el Santísimo Sacramento..."

En uno de sus Mensajes, Nuestra Señora había pedido a su confidente, Monseñor Jean Marie, que recibió la ordenación sacerdotal y la consagración episcopal de Monseñor Pierre Martin Ngo Dinh Thuc, la fundación de una Congregación religiosa masculina, de una Congregación religiosa femenina activa y una otra contemplativa, de una Tercer Orden, de una obra social...

El 22 de mayo de 1979, Nuestro Señor reiteró su voluntad de ver establecerse una Comunidad de Religiosas Siervas de su Santísima Madre. Un año más tarde, el 19 de marzo de 1970, las primeras vocaciones religiosas entraban al postulado de las Siervas de Nuestra Señora y recibieron el mismo año el santo hábito. Muy pronto, las vocaciones llegaron; vocaciones de todos horizontes, de todas edades contestando a la llamada de Nuestro Señor el 14 de agosto de 1981:

"Jóvenes y menos jóvenes, que nada os pare, que nado os aparte de vuestra vocación. Juntaos conmigo en Le Frechou en la familia religiosa que he querido y que amo... ",

unidas por el deseo de trabajar en el campo del Señor.

Una fundación que no echa sus raíces en los sufrimientos y la cruz no sería establecida solidamente. La adversidad no tardó en visitar la Fraternidad Nuestra Señora con el fallecimiento prematuro en el 31 de enero de 1982 de una de las primeras religiosas, Hermana Margarita María del Corazón de Jesús.

La entrada de nuevas vocaciones dentro de la Fraternite Notre Dame permitió a su Fundador y Superior General, Monseñor Jean Marie, de empezar durante los años 80, acciones caritativas y sociales, todas basadas en los grandes principios del Evangelio que son la caridad y el amor al próximo.

Citemos, entre otros, la organización de campos de verano para los jóvenes, la creación de una imprenta para difundir los Mensajes de Nuestra Señora de Frechou, la construcción de un seminario, la apertura de una escuela, la construcción y la consagración de la capilla Nuestra Señora de Frechou Libertadora de las Almas del Purgatorio, contestando al Mensaje dado por Nuestra Señora en el 14 de marzo de 1979.

Fue durante los años 1990 que la Fraternite Notre Dame tomó una extensión internacional con la apertura de misiones religiosas y humanitarias en casi todos los continentes. Delante la miseria física y moral de los pobres, de los hambrientos de los enfermos (más particularmente los aquejados de VIH), de los encarcelados y de los huérfanos, Monseñor Jean Marie quiso que los miembros de la Fraternite Notre Dame fueran, al servicio de todos, instrumentos de paz y misericordia. Fue la apertura de restaurantes gratuitos y la distribución de paquetes alimentarios hebdomadarios en Paris, en Nueva York, Ulaanbaatar en Mongolia, en Chicago, otorgando a los más destituidos al menos una comida cotidiana.

Los enfermos no fueran olvidados: visita a los enfermos en los hospitales, asistencia a los enfermos del SIDA, apertura de un hospital para los más pobres en Mongolia, convoyes humanitarios en beneficio de las victimas de la guerra en Rumania, en Croacia, en Bosnia, en Kosovo, en Rwanda...

Traer amor a los aislados, a los huérfanos, a los rechazados, en Haití, en Camerún, en Niger, sin olvidar que todas las actividades se edifican sobre la oración, los sacramentos, el Santísimo Sacrificio de la Misa.
La Fraternite Notre Dame trae así este sostén espiritual cuyas almas están actualmente tan sedientas sostén espiritual que se realiza cada día en los diferentes prioratos de la Fraternite Notre Dame, a la cabecera de los moribundos, en los hospitales y que se concretizó más completamente en Chicago con la Consagración del santuario de Nuestra Señora de Frechou, Madre de Misericordia y Madre de la Iglesia en el 21 de octubre de 2000, y la del Santuario del Ecce Homo el 9 de octubre de 2009.
Hace 33 años, en un humilde bosque, la Virgen Inmaculada apareció a Monseñor Jean Marie. Desde entonces, los miembros de la Fraternite Notre Dame tratan cada día, por el mundo, de realizar lo que Nuestra Señora pide en cada una de sus Apariciones.

Sin embargo no se debe olvidar que si tantas cosa se han podido realizar a pesar de tantas persecuciones, a costa de tantas lágrimas y sacrificios, es gracias al ejemplo, al ánimo y a la acción del Fundador y Superior General, Monseñor Jean Marie, ejemplo vivo de abnegación, de caridad, dedicado cuerpo y alma a los que sufren sin distinción de clase, de religión, de edad.

Consumido por el deseo de la salvación de las almas, se marcha por el mundo, tal el Buen Pastor buscando las ovejas perdidas. Monseñor Jean Marie, a quien debemos rendir homenaje y testimonio por tanta dedicación y escucha, es como San Francisco, un instrumento de paz.